
La primera reacción es la negación. Se niegan a admitir el problema. La mayoría no desea tener el bebé y la nueva situación se convierte en un problema difícil de aceptar. Cualquier cosa que decidan hacer sobre su embarazo tiene sentimientos conflictivos. Normalmente hay un rechazo total hacia el bebé. No quieren tenerlo. Son muy frecuentes los sentimientos de culpabilidad La dificultad de contárselo a la familia. Puede ocurrir que sea un embarazo buscado, es el caso de niñas que desean salir del entorno familiar, o que desean tener el bebé para tener a alguien a quien querer, en tal caso el único problema consciente al que se enfrentan es el de comunicárselo a sus familias.
Sienten miedo e inseguridad ante la nueva situación, entran en otra etapa de su vida, saltando por la adolescencia se adentran en el mundo de los adultos para el cual aún no están preparadas, tienen que afrontar el problema con responsabilidad y surge el miedo. ¿Sabré hacerlo? Miedo al rechazo social, se sienten juzgadas y criticadas.